La metamorfosis.

Al segundo día de la Creación, Dios, cansado y un poco arrepentido de su obra, pidió a Franz Kafka que le ayudase a crear al hombre.

Este, solícito, comenzó diciendo: " Pudiera ser perfecto como tú, pero entonces, no tendría gracia... hagámosle diferente: Semejante a tu imagen, más, pobre en espíritu, insaciable, mísero a veces. Para no aburrirle, démosle a la mujer; complemento perfecto al que necesitará para satisfacerse y para compartirle a veces su ideas, en muy pocas ocasiones: “su corazón”.

Será el hombre tan desconfiado que dudará de su propia existencia y cansado de buscar en la realidad que no lo llena, se encerrará en sí mismo, enajenándose en mundos falsos, imágenes y voces creadas por sus manos. Preferirá la fantasía distante a lo cercano y posible. Vivirá triste y errante; padecerá dolores y amarguras por lo necio de sus actos y un día, agobiado de tanta bruma, escribirá un libro llamado: "La metamorfosis".