Lo peor del Amor, cuando termina,
No son los puntos suspensivos de Sabina
Es el impávido paisaje de unos ojos
Sepultado en el segundo de la última vez.
Lo peor del Amor, si es que lo hubo
No fue la ofensa que abofeteó al silencio
Es la existencia muda de una pena
Lamiéndose la planta de los pies
Lo peor del Amor, en agonía
No incluye los recuerdos de mañana
Es la ventura de respirar sin pulmones
Y aspirar la neumonía del adiós.
jueves, 10 de marzo de 2011
MELODIA DE LUNA PARA UNA GUITARRA TRISTE
Níveos, acordes de guitarra, trepando por tu pelo
Desnudez de unas notas que crujen a lo lejos
Resguardo mis abrazos en un compás perdido
Desafino algoritmos de una canción que celo
Ajusto con mis llaves el Sol del pentagrama
Desvirgo soledades que ríen mi desvelo
Y en sinfonía al preludio de tus dedos inquietos
Los atriles despiertan al sueño en que te sueño.
RELOJ DE ARENA
Consumido entre paredes de cristal
Husmea por las huellas de un desierto blanco
Hacia el pozo de efluvios para intentar la huida
Batalla enfurecido contra todas las tormentas
Pugna por la prevalencia de un alrededor intacto
Se retuerce, convulsiona, grita, pero no tiene opción…
Logré atrapar al tiempo…
En las horas que pasan por mi reloj de arena.
PESADILLA EN EL ESPEJO
Me estoy surcando la raíz del alma, me miro dentro.
Y te busco entre el meollo de mis venas amarillas
Por debajo de mis ventrículos ventrílocuos.
Barro las toxinas desnudas de mi hígado…
Cavo el área rocosa de mis pulmones: Y no te encuentro.
Violaste la seguridad de mis puertas milenarias
Huiste sin avisarle a alguno de mis lóbulos pétreos.
No sé si declararme en estado de desastre nuclear
Izar banderas negras con crespones luctuosos
O anunciar mi viudez en un diario sueco.
Grito tu nombre, diría que te blasfemo…
El espejo me toma de la mano, desafiante lo observo.
Tu rostro es quien se asoma, feliz desde tu cuerpo
Me rio a bocanadas del humo suave de mis pies ingenuos
Te miro victorioso, letal, te miro y yo me pierdo!
No estás dentro de mí, ni estoy sin ti, porque eres Yo,
desde mis sueños.
DE ESCRITORES Y OTRAS REALIDADES
La soledad, para un escritor, es el momento épico, la necesidad inevitable, la comparecencia exclusiva con su Yo; el espacio infranqueable en el que lo único ajeno admisible es el soporte sobre el que se volcarán las ideas. Un escritor no es bueno, ni malo, por ello. Su necesidad de estar solo, incluso, lo supera a sí mismo y lo domina.
Según Antonio,un amigo, los que tenemos la condición bendita o maldita de escribir, estamos destinados a la soledad; tiene razón. No todo el mundo entendería que una persona pueda estar el día entero sin levantarse de un ordenador, ignorando necesidades imprescindibles como comer y dormir; como bañarse o peinarse… eso sólo lo hace un escritor. La gente observa el efecto “Musa” o “Muso” como algo fantástico, en cambio, no existe mayor prueba de su existencia y total veracidad, que un escritor.
Un escritor puede obviar la taza sucia de café de ayer y dejar que ésta se convierta en “la taza de la semana pasada sin asombrarse y hasta incluso, dedicarle el poema: “Mi amante de porcelana”. Un escritor puede estar inundado de cenizas, sumido en un letargo desesperante y no significa, precisamente, que esté loco.
Un escritor es una persona triste; necesita de estados de ánimo variables, para darle matices y vibraciones a sus letras (Hablo de los de verdad, no de los que escriben por encargo.) Para un escritor la adaptación social resulta cruel, la realidad le dista demasiado de su mundo de ficción; en cambio tiene el don de la omnipresencia y puede cruzar un puente en Atenas o perderse en una duna del desierto Dasht-e-Kavir y disfrutarlo con la veracidad del momento vivido.
Un escritor es a la vez, muy afortunado: Si le falta el Amor, lo pare en un verso; puede prescindir del sexo (el placer de la creación lo suple) y el dinero no es lo más importante para él. (No sé si considera la austeridad como algo necesario o literariamente hereditario; pudiera ser que le resulte: “artística”.
No es aconsejable invadir el territorio de un escritor… De hecho, creo que ya les he permitido demasiado tiempo y espacio.
INVOLUCION.
“No existe una segunda oportunidad para vivir el ahora”. La vida no espera, no se detiene por nadie, ni cree en errores. La vorágine incontrolable, el desenfreno dialéctico de la realidad a veces me asusta; me entristece esta proyección selvática y constantemente defensiva que adoptan algunos humanos; no sé si por confusión, no sé si por comodidad, no sé si por costumbre; no sé si porque hacen un paralelismo con la realidad y ajustan sus gestos, acciones, personalidad y principios a la volatilidad de ésta. Me duelen esos humanos, me preocupa la involutiva capacidad de cordialidad, la carencia del respeto y en contraposición el evolutivo predominio de la crítica inquisitiva, del juicio ligero, de la constante ofensa, de la humillación no compasiva.
¿A dónde vamos a llegar si seguimos en este desenfreno egoísta e impío? ¿Quiénes seremos dentro de unos años? ¿En que monstruoso engendro convertiremos a nuestros hijos?
Cada día me levanto amando más mis cuatro paredes, la condición hermética a la que me someto, el cuidado máximo de interactuar. No quiero que me hagan más daño, ya estoy harta, lo confieso. Yo no soy el quinto elemento de una raza perdida ni tengo la misión de salvar al mundo (Tampoco lo creo posible) Sólo comparto lo que pienso: “Para Mañana, ya no sirve Hoy”.
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